"A spoonful of sugar helps the medicine go down..." - Mary Poppins
Nunca es fácil empezar un nuevo proyecto. Además este es mi primer blog, estoy escribiendo en un idioma que nunca he estudiado y que estoy intentando de aprender y tengo ganas de decir muchas cosas. La verdad es que hace tiempo que estoy aplazando el “estreno” de esta página y ya es la hora de tirarse al mar y empezar a nadar.
Tampoco ha sido fácil decidir con cual receta empezar. Me preguntaba: ¿Mejor comenzar con algo que me gusta mucho o algo representativo de mi país? Por fin me he decidido por algo dulce y fácil, porque como canta Mary Poppins: una cucharada de azúcar ayuda a la medicina a bajar.
Cuando llegué a Panamá no fue fácil para mi volver a cocinar. Todo lo que cocinaba me salía mal y la cosa me daba mucha tristeza. Con el pasar del tiempo he aprendido a adaptar mis recetas a los ingredientes y al clima de Panamá.
Esta es una de las primeras recetas que me ha salido bien y estas galletas me han ayudado a ganarme la amistad de mi vecina Valeria, que a veces sigue pidiéndome la receta y por fin ahora la tiene.
No conozco el origen de la receta. No estoy segura de que sea algo exclusivamente italiano, ya que las hojuelas de maíz llegaron a Europa en la mitad de los años sesenta y nunca fueron un desayuno tradicional en Italia. Ya, porque nosotros los italianos comemos galletas al desayuno (así como en la merienda y entre comidas). El clásico desayuno italiano, el que se toma en el bar de pie y de prisa, consiste en un café expreso o un cappuccino y un croissant. Los desayunos caseros en Italia son a base de café (obligatoriamente de cafetera, nada de café soluble), leche, té, bizcocho, galletas, yogures, cereales, tostadas con mermelada o Nutella. Pero, reanudando mi discurso, me gusta pensar que la receta de hoy sea un encuentro entre culturas.
Estas galletas deben su nombre a las rocas sedimentarias que se encuentran en los países desérticos, a las cuales se parecen mucho. Crujientes y suaves al mismo tiempo, se pueden comer solas o acompañadas con una buena taza de té o de leche. Esta receta es fácil y rápida, pero ya he hablado demasiado, vamos a ver cómo proceder.
Tampoco ha sido fácil decidir con cual receta empezar. Me preguntaba: ¿Mejor comenzar con algo que me gusta mucho o algo representativo de mi país? Por fin me he decidido por algo dulce y fácil, porque como canta Mary Poppins: una cucharada de azúcar ayuda a la medicina a bajar.
Cuando llegué a Panamá no fue fácil para mi volver a cocinar. Todo lo que cocinaba me salía mal y la cosa me daba mucha tristeza. Con el pasar del tiempo he aprendido a adaptar mis recetas a los ingredientes y al clima de Panamá.
Esta es una de las primeras recetas que me ha salido bien y estas galletas me han ayudado a ganarme la amistad de mi vecina Valeria, que a veces sigue pidiéndome la receta y por fin ahora la tiene.
No conozco el origen de la receta. No estoy segura de que sea algo exclusivamente italiano, ya que las hojuelas de maíz llegaron a Europa en la mitad de los años sesenta y nunca fueron un desayuno tradicional en Italia. Ya, porque nosotros los italianos comemos galletas al desayuno (así como en la merienda y entre comidas). El clásico desayuno italiano, el que se toma en el bar de pie y de prisa, consiste en un café expreso o un cappuccino y un croissant. Los desayunos caseros en Italia son a base de café (obligatoriamente de cafetera, nada de café soluble), leche, té, bizcocho, galletas, yogures, cereales, tostadas con mermelada o Nutella. Pero, reanudando mi discurso, me gusta pensar que la receta de hoy sea un encuentro entre culturas.
Estas galletas deben su nombre a las rocas sedimentarias que se encuentran en los países desérticos, a las cuales se parecen mucho. Crujientes y suaves al mismo tiempo, se pueden comer solas o acompañadas con una buena taza de té o de leche. Esta receta es fácil y rápida, pero ya he hablado demasiado, vamos a ver cómo proceder.
Receta
Para 25 unidades aproximadamente
Dificultad: baja
Preparación: 30′ + 15′ (cocción)
Costo: B/. 3.00 aproximadamente
Dificultad: baja
Preparación: 30′ + 15′ (cocción)
Costo: B/. 3.00 aproximadamente
Ingredientes:
Harina: 125 g (o 65 g de harina + 60 g de almendras reducidas a harina)
Hojuelas de maíz: 100 g aproximadamente
Huevos: 1
Mantequilla: 90 g
Levadura en polvo (polvo para hornear): 8 g (una cucharadita y medio)
Azúcar: 75 g
Sal: 1 pizca
Esencia de vainilla: 5 g (1 cucharadita)
Hojuelas de maíz: 100 g aproximadamente
Huevos: 1
Mantequilla: 90 g
Levadura en polvo (polvo para hornear): 8 g (una cucharadita y medio)
Azúcar: 75 g
Sal: 1 pizca
Esencia de vainilla: 5 g (1 cucharadita)
Preparación de la receta:
Corta la mantequilla en cubitos y déjala ablandar a temperatura ambiente.
Bate la mantequilla en un bol con el azúcar, la pizca de sal y la esencia de vainilla hasta que se ponga espumosa y de color claro. Siguiendo batiendo, agrega el huevo.
Añade al compuesto la harina y la levadura tamizadas, 50 g de hojuelas de maíz y mezcla bien con una cuchara de palo.
Coge la masa con una cuchara, y déjala caer en las hojuelas de maíz. Cubre la masa con las hojuelas y pon tu “rosa” en la bandeja para hornear, que habrás forrado con papel de horno (papel pergamino o parchment paper). El propósito de usar papel pergamino al hornear es doble: el primero es evitar que el artículo se pegue y el segundo es actuar como manija para levantar el artículo horneado de la asadera. Si no tienes papel para hornear, puedes utilizar una placa resistente al calor a base de silicona o engrasar con mantequilla la placa que tienes.
Sigue así hasta acabar la masa, colocando las galletas en la bandeja a una distancia de unos 4-5 centímetros la una de la otra, para que no se peguen cuando suban en el horno.
Por fin hornea las galletas en el horno precalentado a 180°C durante 10-15 minutos, hasta que se pongan de color ámbar. Páselas a una rejilla para dejarlas enfriar y, si lo deseas, espolvorea las galletas con azúcar micro pulverizada.
Conserva las galletas en un envase de lata o en un recipiente herméticamente cerrado.
Variantes: puedes añadir a la masa pasas, nueces o utilizar hojuelas de maíz con chocolate.
Bate la mantequilla en un bol con el azúcar, la pizca de sal y la esencia de vainilla hasta que se ponga espumosa y de color claro. Siguiendo batiendo, agrega el huevo.
Añade al compuesto la harina y la levadura tamizadas, 50 g de hojuelas de maíz y mezcla bien con una cuchara de palo.
Coge la masa con una cuchara, y déjala caer en las hojuelas de maíz. Cubre la masa con las hojuelas y pon tu “rosa” en la bandeja para hornear, que habrás forrado con papel de horno (papel pergamino o parchment paper). El propósito de usar papel pergamino al hornear es doble: el primero es evitar que el artículo se pegue y el segundo es actuar como manija para levantar el artículo horneado de la asadera. Si no tienes papel para hornear, puedes utilizar una placa resistente al calor a base de silicona o engrasar con mantequilla la placa que tienes.
Sigue así hasta acabar la masa, colocando las galletas en la bandeja a una distancia de unos 4-5 centímetros la una de la otra, para que no se peguen cuando suban en el horno.
Por fin hornea las galletas en el horno precalentado a 180°C durante 10-15 minutos, hasta que se pongan de color ámbar. Páselas a una rejilla para dejarlas enfriar y, si lo deseas, espolvorea las galletas con azúcar micro pulverizada.
Conserva las galletas en un envase de lata o en un recipiente herméticamente cerrado.
Variantes: puedes añadir a la masa pasas, nueces o utilizar hojuelas de maíz con chocolate.