Con el paseo de carretas, al sonido de tamboritos y saloma, se termina hoy la tradicional Semana del Campesino de mi pueblo, celebración de la faena del hombre del campo y también de la cocina de la familia santeña. En la semana del campesino de Santa Ana de Los Santos se pueden degustar dulces caseros como arroz con leche, cocada, pan de maíz, huevito de leche, cabanga, todos hechos con productos del área. Santa Ana cuenta con grandes sembradíos de palmas de coco en las costas de las playas Monagre y El Rompío. Además es una zona ganadera y todos los días no falta leche fresca. Leche que puede ser utilizada también para hacer un buen yogurt casero.
El yogur es un alimento nutritivo que aporta increíbles beneficios a la salud, además es un recurso alterno para quien no puede consumir leche por la intolerancia a la lactosa, pero que necesita el calcio de la leche. De hecho, el yogur es un producto lácteo obtenido mediante la fermentación bacteriana de la leche, que convierte a los azúcares en ácido láctico y sus bacterias sintetizan más fácilmente las vitaminas de la leche, permitiendo que el organismo las asimile con mayor rapidez.
El yogur es un alimento que tiene unos miles años de historia. Las bacterias Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, responsables de la fermentación de la leche, ya eran conocidas hacia el 6000 o 7000 a.C. por los tracios que vivían en la actual Bulgaria. El origen del yogur se sitúa en Turquía aunque también hay quien lo ubica en los Balcanes, Bulgaria o Asia Central. Su nombre tiene el origen en el verbo turco yoğurtmak: amasar, mezclar. Los pueblos nómadas transportaban la leche fresca que obtenían de los animales en sacos generalmente de piel de cabra. El calor y el contacto de la leche con la piel de cabra propiciaban la multiplicación de las bacterias ácidas que fermentaban la leche. La leche se convertía en una masa semisólida y coagulada. Una vez consumido el fermento lácteo contenido en aquellas bolsas, éstas se volvían a llenar de leche fresca que se transformaba nuevamente en leche fermentada gracias a los residuos precedentes. El yogur se convirtió en el alimento básico de los pueblos nómadas por su facilidad de transporte y conservación. Unos siglos más tarde se descubriría su efecto calmante y regulador intestinal. Metchnikoff, que recibió el premio Nóbel en 1908, fue el primer científico en intuir los efectos del yogur en la flora intestinal. Demostró que el yogur contenía bacterias capaces de convertir la lactosa (el azúcar de la leche) en ácido láctico y que este ácido hacía imposible el desarrollo de bacterias dañinas en el intestino derivadas de la descomposición de los alimentos. También descubrió la enorme cantidad de vitaminas del grupo B que contiene el yogur.
El yogur natural tiene muchísimos beneficios con impacto directo en nuestra salud. Debido al alto contenido de bacterias, el consumo de yogur determina una sustitución bacteriológica en nuestro intestino, reduciendo la cantidad de bacterias dañinas y el aumento de la flora intestinal benévola, con el resultado final de aportar beneficios para el funcionamiento del intestino. El consumo de yogur de hecho tiene la propiedad de reducir la formación de sulfuro de hidrógeno que es la causa de la halitosis y del cáncer de colon. Otro aspecto importante relacionado con la asunción de yogur es la propiedad que tiene de fortalecer el sistema inmunológico contra la actividad de los hongos, las bacterias y los virus. Un consumo regular de yogur promueve una mejor digestión, ayuda en caso de estreñimiento, ayuda a disminuir la tasa de colesterol en la sangre y tiene propiedades expectorantes. Las vitaminas B proporcionadas por las bacterias del ácido láctico tienen un efecto protector del hígado y del intestino; el ácido láctico en cambio tiene la capacidad de promover la absorción de calcio y fósforo.
La receta de yogur es muy sencilla de preparar y permite elaborar un delicioso yogur casero. Además con el yogurt se pueden realizar otros platos ricos y apetitosos.
El yogur es un alimento que tiene unos miles años de historia. Las bacterias Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, responsables de la fermentación de la leche, ya eran conocidas hacia el 6000 o 7000 a.C. por los tracios que vivían en la actual Bulgaria. El origen del yogur se sitúa en Turquía aunque también hay quien lo ubica en los Balcanes, Bulgaria o Asia Central. Su nombre tiene el origen en el verbo turco yoğurtmak: amasar, mezclar. Los pueblos nómadas transportaban la leche fresca que obtenían de los animales en sacos generalmente de piel de cabra. El calor y el contacto de la leche con la piel de cabra propiciaban la multiplicación de las bacterias ácidas que fermentaban la leche. La leche se convertía en una masa semisólida y coagulada. Una vez consumido el fermento lácteo contenido en aquellas bolsas, éstas se volvían a llenar de leche fresca que se transformaba nuevamente en leche fermentada gracias a los residuos precedentes. El yogur se convirtió en el alimento básico de los pueblos nómadas por su facilidad de transporte y conservación. Unos siglos más tarde se descubriría su efecto calmante y regulador intestinal. Metchnikoff, que recibió el premio Nóbel en 1908, fue el primer científico en intuir los efectos del yogur en la flora intestinal. Demostró que el yogur contenía bacterias capaces de convertir la lactosa (el azúcar de la leche) en ácido láctico y que este ácido hacía imposible el desarrollo de bacterias dañinas en el intestino derivadas de la descomposición de los alimentos. También descubrió la enorme cantidad de vitaminas del grupo B que contiene el yogur.
El yogur natural tiene muchísimos beneficios con impacto directo en nuestra salud. Debido al alto contenido de bacterias, el consumo de yogur determina una sustitución bacteriológica en nuestro intestino, reduciendo la cantidad de bacterias dañinas y el aumento de la flora intestinal benévola, con el resultado final de aportar beneficios para el funcionamiento del intestino. El consumo de yogur de hecho tiene la propiedad de reducir la formación de sulfuro de hidrógeno que es la causa de la halitosis y del cáncer de colon. Otro aspecto importante relacionado con la asunción de yogur es la propiedad que tiene de fortalecer el sistema inmunológico contra la actividad de los hongos, las bacterias y los virus. Un consumo regular de yogur promueve una mejor digestión, ayuda en caso de estreñimiento, ayuda a disminuir la tasa de colesterol en la sangre y tiene propiedades expectorantes. Las vitaminas B proporcionadas por las bacterias del ácido láctico tienen un efecto protector del hígado y del intestino; el ácido láctico en cambio tiene la capacidad de promover la absorción de calcio y fósforo.
La receta de yogur es muy sencilla de preparar y permite elaborar un delicioso yogur casero. Además con el yogurt se pueden realizar otros platos ricos y apetitosos.
Receta
Dificultad: baja
Preparación: 10′ + 30′ (cocción) + 6/8 horas de reposo del yogur
Costo: B/. 1.80 aproximadamente
Preparación: 10′ + 30′ (cocción) + 6/8 horas de reposo del yogur
Costo: B/. 1.80 aproximadamente
Ingredientes
Leche fresca de vaca, oveja o cabra entera o descremada: 1 litro
Yogurt natural (sin conservantes y edulcorantes): 125 ml
Yogurt natural (sin conservantes y edulcorantes): 125 ml
Preparación de la receta
Coloca la leche en una olla y calienta a fuego lento hasta lograr los 80-90 grados (evita que llegue a hervir) y mantenla a esta temperatura durante 15 minutos. Con este proceso se garantiza que no quedarán bacterias vivas que puedan dañar el yogur y podrás conseguir un yogur más espeso y cremoso.
Deja enfriar hasta que alcance los 45 grados. Grado más, grado menos no pasa nada. Si no tienes termómetro, puedes seguir este truco: la leche tiene una temperatura adecuada cuando puedas mantener un dedo sumergido en la leche sin quemarte. ¡Lávate muy bien las manos antes de hacerlo!
Pon la leche en un recipiente de vidrio o de barro (que no sea metálico), agrégale el yogur natural a temperatura ambiente y remueve bien para que se disuelva.
Tapa el recipiente y déjalo reposar durante 6-8 horas, manteniendo la misma temperatura y evitando que se enfríe. Lo puedes colocar dentro del horno apagado precalentado. Yo meto mi frasco de vidrio envuelto en una manta en un lugar apartado de la cocina.
Después de 6-8 horas la leche debe haber coagulado de manera homogénea. De no ser así, le falta reposar un poco más. Vuélvelo a tapar y déjalo reposar un par de hora más.
Entonces introdúcelo a la nevera.
Guarda una porción por si quieres hacer más yogur natural.
Puedes gustar tu yogur al natural o con azúcar, fruta fresca o mermelada.
Conservación: puedes conservar el yogur para una semana en la nevera.
Deja enfriar hasta que alcance los 45 grados. Grado más, grado menos no pasa nada. Si no tienes termómetro, puedes seguir este truco: la leche tiene una temperatura adecuada cuando puedas mantener un dedo sumergido en la leche sin quemarte. ¡Lávate muy bien las manos antes de hacerlo!
Pon la leche en un recipiente de vidrio o de barro (que no sea metálico), agrégale el yogur natural a temperatura ambiente y remueve bien para que se disuelva.
Tapa el recipiente y déjalo reposar durante 6-8 horas, manteniendo la misma temperatura y evitando que se enfríe. Lo puedes colocar dentro del horno apagado precalentado. Yo meto mi frasco de vidrio envuelto en una manta en un lugar apartado de la cocina.
Después de 6-8 horas la leche debe haber coagulado de manera homogénea. De no ser así, le falta reposar un poco más. Vuélvelo a tapar y déjalo reposar un par de hora más.
Entonces introdúcelo a la nevera.
Guarda una porción por si quieres hacer más yogur natural.
Puedes gustar tu yogur al natural o con azúcar, fruta fresca o mermelada.
Conservación: puedes conservar el yogur para una semana en la nevera.