"Es costumbre muy inoportuna de los gatitos (como observó una vez Alicia) que,
sea lo que les digas, siempre ronronean." - Lewis Carroll
Desde hace tres semanas soy abuela. Sí, abuelita de cuatro gatitos. ¡Jajaja!
En pasado el gato nunca había sido mi mascota preferida. Siempre había pensado que era un animal falso y por eso motivo siempre había preferido tener perros. Pero el año pasado, regresando de un fin de semana en la capital, encontré en mi jardín tres gatitos, que poco a poco me han raptado el corazón, dándome mucho cariño. Por fin he cambiado de opinión sobre los gatos y ahora los tres son como hijitos.
David (a la cual le puse ese nombre, creyéndola macho, porque tiene un ojo azul y el otro gris como David Bowie) el 2 de septiembre parió cuatro gatitos. Ella está acostumbrada a la vida libre. Come aquí, muchas veces pasa el día descansando en los sillones de la casa, pero cuando le da la gana quiere estar en el campo cazando. Por supuesto decidió parir en la casa detrás del sillón y ahora soy rehén de mama gata, que tiene los gatitos adentro de la casa, pero quiere entrar y salir a su gusto.
La noche pasada he dormido muy poco porque David me ha despertado unas veces pidiendo salir afuera. En la mañana estaba muy cansada y no tenía gana de cocinar.
En estos casos la solución es: muffins salados. Receta fácil, rápida y sabrosa. Sirven para un brunch, una merienda, un picnic, como aperitivo... Además se pueden hacer tan variados como nos imaginemos, con todos los ingredientes que nos gusten más.
Para acompañar a los muffins decidí hacer un jugo de maracuyá. El maracuyá, en jugos y batidos, resulta muy interesante para los regímenes dietéticos, ya que tiene muy bajo aporte calórico. Brinda, además, un gran aporte de fibras y también ayuda a mejorar la digestión y a evitar la hipertensión. Antes de llegar a Panamá siempre había conocido el maracuyá con el nombre de “fruto de la pasión”. Buscando el origen de este nombre descubrí que los sacerdotes jesuitas le dieron el nombre de pasionaria o fruta de la pasión debido a la similitud entre los componentes de la flor y los elementos de la Pasión de Cristo.
Vamos a ver cómo proceder.
En pasado el gato nunca había sido mi mascota preferida. Siempre había pensado que era un animal falso y por eso motivo siempre había preferido tener perros. Pero el año pasado, regresando de un fin de semana en la capital, encontré en mi jardín tres gatitos, que poco a poco me han raptado el corazón, dándome mucho cariño. Por fin he cambiado de opinión sobre los gatos y ahora los tres son como hijitos.
David (a la cual le puse ese nombre, creyéndola macho, porque tiene un ojo azul y el otro gris como David Bowie) el 2 de septiembre parió cuatro gatitos. Ella está acostumbrada a la vida libre. Come aquí, muchas veces pasa el día descansando en los sillones de la casa, pero cuando le da la gana quiere estar en el campo cazando. Por supuesto decidió parir en la casa detrás del sillón y ahora soy rehén de mama gata, que tiene los gatitos adentro de la casa, pero quiere entrar y salir a su gusto.
La noche pasada he dormido muy poco porque David me ha despertado unas veces pidiendo salir afuera. En la mañana estaba muy cansada y no tenía gana de cocinar.
En estos casos la solución es: muffins salados. Receta fácil, rápida y sabrosa. Sirven para un brunch, una merienda, un picnic, como aperitivo... Además se pueden hacer tan variados como nos imaginemos, con todos los ingredientes que nos gusten más.
Para acompañar a los muffins decidí hacer un jugo de maracuyá. El maracuyá, en jugos y batidos, resulta muy interesante para los regímenes dietéticos, ya que tiene muy bajo aporte calórico. Brinda, además, un gran aporte de fibras y también ayuda a mejorar la digestión y a evitar la hipertensión. Antes de llegar a Panamá siempre había conocido el maracuyá con el nombre de “fruto de la pasión”. Buscando el origen de este nombre descubrí que los sacerdotes jesuitas le dieron el nombre de pasionaria o fruta de la pasión debido a la similitud entre los componentes de la flor y los elementos de la Pasión de Cristo.
Vamos a ver cómo proceder.
Recetas
Receta para 9 unidades
Dificultad: baja
Preparación: 15′ + 45′ (cocción)
Costo: B/. 3.50 aproximadamente
Dificultad: baja
Preparación: 15′ + 45′ (cocción)
Costo: B/. 3.50 aproximadamente
Ingredientes:
Harina: 150 g
Queso parmesano rallado: 30 g
Levadura instantánea: 8 g
Huevo: 1
Leche: 120 ml
Aceite: 50 ml + 1 cuchara
Calabaza: 160 g de pulpa
Aceitunas negras sin cuescos: 40 g
Queso blanco del país: 100 g
Pimienta negra: a tu gusto
Sal: cantidad necesaria
Queso parmesano rallado: 30 g
Levadura instantánea: 8 g
Huevo: 1
Leche: 120 ml
Aceite: 50 ml + 1 cuchara
Calabaza: 160 g de pulpa
Aceitunas negras sin cuescos: 40 g
Queso blanco del país: 100 g
Pimienta negra: a tu gusto
Sal: cantidad necesaria
Preparación de la receta:
Lava, pela y trocea la calabaza en varios cuadraditos. Pon la calabaza en una sartén con una cuchara de aceite (yo utilizo aceite de oliva). Cocina durante 15 minutos, añade la sal y las aceitunas negras troceadas.
Precalienta el horno a 180°C y engrasa un molde para muffins, añadiéndole una pequeña cantidad de harina y sacudiendo el exceso. Si utilizas moldes de silicona, recuerda de acondicionarlos antes del primer uso (lávalos con agua jabonosa tibia y enjuágalos bien) y de cubrir los moldes con una capa delgada de mantequilla (solamente la primera vez que los utilices).
Por un lado mezcla la harina con el queso parmesano rallado y la levadura.
Aparte, bate el huevo con la la leche y el aceite (yo prefiero utilizar aceite de oliva) y salpimienta. Añade esta mezcla a la de harina y remueve bien hasta que tengas una masa sin grumos. Por último, añade la calabaza con las aceitunas negras y el queso blanco cortado en cuadraditos.
Rellena los moldes de muffin con la masa hasta 2/3 de su capacidad y los mete en el horno precalentado durante unos 30 minutos o hasta que se hinchen y se doren y hasta que al pincharlos con un palillo este salga limpio.
Sirve tibios o a temperatura ambiente.
Conservación: puedes conservar los muffins por 2-3 días en un recipiente hermético o puedes congelarlos. Al momento de servirlos, descongelar durante 7-8 horas en la nevera y después calentar 2 o 3 minutos en el horno.
Precalienta el horno a 180°C y engrasa un molde para muffins, añadiéndole una pequeña cantidad de harina y sacudiendo el exceso. Si utilizas moldes de silicona, recuerda de acondicionarlos antes del primer uso (lávalos con agua jabonosa tibia y enjuágalos bien) y de cubrir los moldes con una capa delgada de mantequilla (solamente la primera vez que los utilices).
Por un lado mezcla la harina con el queso parmesano rallado y la levadura.
Aparte, bate el huevo con la la leche y el aceite (yo prefiero utilizar aceite de oliva) y salpimienta. Añade esta mezcla a la de harina y remueve bien hasta que tengas una masa sin grumos. Por último, añade la calabaza con las aceitunas negras y el queso blanco cortado en cuadraditos.
Rellena los moldes de muffin con la masa hasta 2/3 de su capacidad y los mete en el horno precalentado durante unos 30 minutos o hasta que se hinchen y se doren y hasta que al pincharlos con un palillo este salga limpio.
Sirve tibios o a temperatura ambiente.
Conservación: puedes conservar los muffins por 2-3 días en un recipiente hermético o puedes congelarlos. Al momento de servirlos, descongelar durante 7-8 horas en la nevera y después calentar 2 o 3 minutos en el horno.
Receta para 1 litro aproximadamente de jugo
Dificultad: baja P
reparación: 15′
Costo: B/. 1.00 aproximadamente
Dificultad: baja P
reparación: 15′
Costo: B/. 1.00 aproximadamente
Ingredientes:
Maracuyás: 2 maduros (cuando ya puede consumirse, su piel se arruga y la cascara adquiere una coloración roja, dorada o café).
Azúcar a tu gusto
Agua fría
Azúcar a tu gusto
Agua fría
Preparación de la receta:
Corta cada maracuyá por la mitad, sácales la pulpa y ponla en la licuadora.
Enciende la licuadora durante un minuto más o menos.
Vierte la mezcla en una jarra grande a través de un colador para atrapar las semillas. Frota la mezcla en el colador para obtener hasta la última gota.
Mezcla el jugo obtenido con la cantidad de agua y azúcar a tu gusto y consérvalo en la nevera.
Disfruta de tu jugo bien frío, con hielo, o como un cóctel con ron o vodka.
Conservación: puedes conservar el jugo por 3-4 días en la nevera.
El jugo y el agua pueden separarse. Si esto sucede, solo tienes que revolver el jugo en la jarra.
Enciende la licuadora durante un minuto más o menos.
Vierte la mezcla en una jarra grande a través de un colador para atrapar las semillas. Frota la mezcla en el colador para obtener hasta la última gota.
Mezcla el jugo obtenido con la cantidad de agua y azúcar a tu gusto y consérvalo en la nevera.
Disfruta de tu jugo bien frío, con hielo, o como un cóctel con ron o vodka.
Conservación: puedes conservar el jugo por 3-4 días en la nevera.
El jugo y el agua pueden separarse. Si esto sucede, solo tienes que revolver el jugo en la jarra.